Se te descosen los jerseys de lana como las cicatrices en invierno
llega el frío con su manía de congelar tus ganas
y encogerte,
como a un trapo que han quemado en agua demasiado caliente.
Y te ríes, porque estás un poco loca
y te gusta el cosquilleo de la catástrofe paseando descalza por tu espalda,
y porque cuando el frío trepa hasta tu pecho
te encanta enterrarle en chocolate caliente.